El dolor se tiñe en sangre.
Cierro los ojos, sintiendo casa una de tus palabras como púas
que se entierran más en este pobre corazón.
‘’Lo siento’’
Cada palabra que te dije, fueron ciertas, nunca te mentí.
Quizás ni leas esto, pero. Nunca, te quise dejar sola.
Sólo, las cosas se dieron así… fue por el bien tuyo, y no puedes negar
Que no dio resultado, porque por fin te veo feliz.
Aun así me duele.
Los sentimientos cambias, las personas cambian,
pero las heridas nunca cicatrizan por completo.
Cada sufrimiento tanto mío como tuyo, fueron trozos de vidrio en mi garganta,
desgarrando cada parte de mi interior, arañándola, destrozándolo todo a su paso.
La ilusión, o mejor dicho la esperanza.
Es lo último que se pierde.
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