domingo, 20 de septiembre de 2009

Joya.

un oneshot que le escribi a la mahirito~

Joya.
(Presentación)
¿Usado? ¿Desgastado?
Así creo que me siento, después de tantas veces negarlo.

Caí a tus encantos, una y otra vez.
Me convertí de apoco en una joya usada.


-Eres muy lindo ruki, no tienes que temerle a nadie- decía un joven pelinegro, que sonreía amistosamente a un pequeño pelirrojo, que lo miraba sin expresión. Intentaba darle ánimos con respecto a un tema, pero no se daba cuenta que no funcionaba.

‘’ lindo’’
, aquello simplemente es una mentira.

No soy lindo, y tengo que temerle a las cosas. ¿De que vale vivir en este nefasto mundo sin tener emociones? ¿De que sirve no temerle a las cosas?
Si no temes, no enfrentas. Si no sientes, no te superas.
Viéndolo de ese punto de vista, las emociones son buenas.
Pero a veces, la gente nos manipula con esa herramienta fatal.

Es así, la realidad. Pienso que la gente nos dice cosas lindas, simplemente para agradar. O buscar otras intenciones…,la gente quiere a las otras personas simplemente por beneficio personal. Egoísta, eso somos.

-Gracias-susurro el pequeño, fingiendo sonreír. Claramente, nadie lo notaba.

La gratitud es patética. Más aún, lo soy yo. Que engaña, para vivir.
No quiero sentir pena por mi mismo, pero es algo inevitable.
Soy asqueroso, y patético.

Triste, triste takanori.
Pero ya me acostumbre.

El dolor ya es parte de mí.


*

El joven tiró el teléfono lejos, no quería saber más. No quería verlo más, con tan sólo observar sus labios caía. Odiaba ser débil ante él.
¿Dónde había quedado el poco orgullo que tenía?

En el suelo…

No lo hagas, no lo hagas.

-Demasiado tarde…-se dijo así mismo, y algo desesperado fue por el celular que había tirado sobre la cama.

Lo observa para asegurarse que era aquel sujeto.


Akira

-¿Sí?-contesto tratando de poner una voz ruda e firme para que no se notara su desesperación por escuchar su voz algo grave.

-Discúlpame por lo de la tarde-se escuchaba por el otro teléfono algo desesperado- sabes que eres….
Bla bla bla

Y ahí empezaba de nuevo con su discurso de todos los días.
El ‘nunca más lo volveré a hacer, lo juro’ o ‘sólo fue por el rato, yo te amo a ti’, ‘no fui yo fue ella’ también el ‘no quise hacerlo, lo juro’ y miles de excusas más que takanori podría enumerar sin terminar.

Observaba triste aquella joya que yacía sobre sus delgadas y finas manos, estaba algo sucia. Pero seguía intacta, ¿Sería así con akira?

-Te quiero-dijo la voz por el otro teléfono, quizás fue lo único que escucho ruki.
Aunque sonará estúpido, aquellas palabras le habían hecho cambiar de parecer.

-Yo también-murmuro tratando de evitar su orgullo que le replicaba aparecer- quiero verte…

Estúpido, estúpido

A pesar de todo lo que intentó, negarse no pudo, sonrío con pena.
No podía no perdonarlo, no podía darle la espalda por más que fuera traicionado, por más que fuera otro trapo más, por más que escuchara las mismas excusas de siempre, lo amaba. Más que cualquier otra persona en el planeta, sólo el podía perdonarle aquellas cosas, sólo el podía aguantarse todo solamente para escuchar unos te quiero y caricias. Sólo el podía ser tan ciego y estúpido por él.

Aunque la sociedad y muchas personas intentaran quitarle aquella idea loca de estar con akira toda su vida, no lo lograban. Su orgullo y terquedad no lo dejaban, lo amaba tanto no cambiaría todos aquellos buenos momentos por nada.

No creía en la sociedad, no creía en su familia.

Palabras vacías.
Pero por alguna razón, si creía en él.

-Te amo- murmuro cortando el teléfono, una sonrisa triste se veía en su rostro- mucho…

¿Cuándo escucharé un ‘yo también’?

Bajó las escaleras de su hogar, no se escuchaba ningún ruido aparte de sus pies contra el suelo. Desde que sus padres se habían separado el vivía sólo, sentía que las cosas eran más fácil así que estar de aquí a halla como loco. Caminaba hacia el pasillo lentamente, mirando la puerta como si fuera un punto fijo.

-¿Esperare a que llegue a la puerta? Santo cielo, que patético puedo llegar a ser-pensó, mientras se recostaba en la pared de su pequeño hogar.

Miraba el reloj que estaba colgado en la pared, frente suyo, las manillas del reloj le eran interminables, ¿Cuánto había pasado ya? ¿16 minutos?

Su corazón esperaba ansioso, mientras los minutos seguían pasando, observaba su joya. Un collar pequeño, algo sucio por el tiempo que llevaban juntos, pero seguía intacta. Tenía un lindo bordado que decía ‘ te quiero’, akira se lo había regalado en navidad, antes de hacerse pareja, al recordar aquello el pequeño takanori no pudo evitar sonreír.

Que lindos recuerdos.

El timbre del departamento, retumbo en el oído del más bajo. Rápidamente abrió la puerta, esperando encontrarse con él, al verlo frente a sus ojos lo primero que hizo fue saludarlo con un delicado beso sobre sus labios.
El más alto, coloco sus manos sobre la cintura para poder profundizarlo. Una pequeña sonrisa se veía en ambos.

- te extrañe…-susurró el más alto en el oído del pelirrojo. Al escuchar esas palabra sintió una corriente electrizante que recorrió todo su cuerpo.

-Yo también-dijo escondiendo su cabeza con las mejillas enrojecidas en su cuerpo, sentía vergüenza de si mismo y pena.

-¿Pasa algo?-pregunto el rubio más atento a takanori, este lo abrazo más fuerte como si se fuese a escapar- Me vas a asfixiar así, ¡Cometerás reitacidio!-bromeo, haciendo que el vocal soltara una pequeña risa, el pelirrojo despojo sus manos del más alto para mirarlo a los ojos.

-Estúpido-le dijo con una sonrisa en sus labios. Akira sonrió de lado, mientras se daba vuelta para cerrar la puerta.

Estúpido eso soy yo por amarte tanto.

Sonrio levemente para volver a besar sus labios.

al fin y al cabo se que me amas más que nadie.
Y que no puedes vivir sin mi, soy como una joya vieja en tu mano.
Para siempre estaré ahí…

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